martes, 7 de agosto de 2012

La pirámide de Cuicuilco

Cuicuilco - México

La leyenda

Cuicuilco, localidad arqueológica ubicada en el sudoeste del valle de México, es una de esas paradojas para las que la ciencia oficial no tiene respuesta, y ante las cuales opta por guardar un prudente silencio. Los conflictos respecto a su antigüedad y al pueblo que la edificó continúan hasta el día de hoy. Su monumento más emblemático es la llamada "pirámide circular", la primera construida en piedra en el continente americano.

Existe consenso entre los expertos respecto a que la pirámide de Cuicuilco es la estructura más antigua del valle de Anahuac; la genuina cuantía de esa antigüedad es el punto central de la polémica. La arqueología oficial dictamina que la estructura no se remonta más allá del año 600 a.C.; los revisionistas, basados en datos geológicos, fechan su construcción de 8.000 a 10.000 años antes de la época actual (6000 a 8000 años a.C.), haciéndola casi contemporánea del cráneo de Tepexpan, que suele datarse del año 9000 a.C., y que es considerado el más temprano habitante prehistórico encontrado en Mesoamérica. También implica que nos encontramos ante la pirámide más antigua conocida, anterior y con mucho a las de Egipto.

Es un hecho que Cuicuilco llegó a su fin con la erupción del volcán Xitle, que derramó un torrente de lava que destruyó primero la cercana localidad de Copilco, y luego engulló a la misma Cuicuilco, dejando un extenso campo conocido como "El Pedregal". Al parecer, los habitantes del lugar pudieron huir antes de que ocurriera el desastre. El campo de lava del Pedregal es considerado un típico flujo de lava de finales del período pleistoceno, que concluyó hace aproximadamente 10.000 años. Uno de los lados de la pirámide se halla cubierto por el campo de lava, lo que indica sin lugar a dudas que su construcción precedió a la erupción.

La primera excavación exhaustiva del lugar fue realizada en 1922 por un equipo de la Universidad de Arizona, dirigido por el Dr. Byron Cummings. A partir de los datos obtenidos en el lugar, el Dr. Cummings estimó que el flujo de lava ocasionado por la erupción del Xitle se había producido entre el año 6550 y el 28050 a.C.

Existen otros detalles inquietantes. El médico español Hernández, enviado a México por Felipe II, relató a su soberano el descubrimiento en el lugar de esqueletos de grandes bestias, y de hombres de 5 metros de altura. Los habitantes del lugar creían que la estructura había sido construida por gigantes.

¿Cómo es posible que una pirámide construida en el año 600 a.C. haya sido parcialmente cubierta por un flujo de lava ocurrido varios milenios antes? La más elemental lógica indica que la construcción del monumento debió preceder al evento que ocasionó su destrucción y abandono, y no al revés. Incapaz de resolver esta paradoja de acuerdo al dogma establecido de la historia de Mesoamérica, la arqueología oficial ha resuelto ignorarla.

El lugar

El lugar arqueológico de Cuicuilco se encuentra ubicado en el sudoeste del valle de México. Al parecer, su nombre significa "Lugar de Oración" o "Lugar del Arcoiris". Hasta el presente, la investigación arqueológica sólo ha sido parcial, pues el sitio está cubierto por una densa capa de lava. Aparte de esto, la creciente extensión de la moderna Ciudad de México ha causado severos daños y pérdidas en el yacimiento arqueológico. Se le considera el centro de población más temprano del Altiplano Central de México, y el antecedente directo del Estado de Teotihuacan; se trata de una de las zonas arqueológicas más importantes para explicar la aparición y desarrollo de las altas culturas en Mesoamérica. Sus fundadores, dedicados a la actividad agrícola, desarrollaron prácticas religiosas complejas, que incluían la ofrenda de artefactos líticos y de cerámica en sus prácticas funerarias.

Hacia 150 a.C., a fines del periodo Preclásico, Cuicuilco adquiere el carácter de un centro regional urbano con una población que se estima en cerca de 20.000 habitantes, comparable con Teotihuacan en esa época, y con una extensión de cerca de 400 hectáreas. Su desarrollo se vio truncado a raíz de la erupción del Xitle, cuando el lugar debió ser abandonado; sin embargo, en el período Postclásico sería ocupado nuevamente. En tiempos de la conquista española existía en el lugar una aldea o caserío que formaba parte del Imperio Azteca.

El Xitle, un pequeño volcán localizado en las faldas del Ajusco, hizo erupción hace aproximadamente 2.000 años, cubriendo a las localidades de Cuicuilco y Copilco con una capa cenizas y lava que provocó el abandono precipitado de esas localidades. El Xitle o Xictli, que significa "ombligo", recibió ese nombre por la forma de su cono. Aunque el volcán alcanza una altura de 3.128 metros sobre el nivel del mar, se levanta apenas 150 metros sobre el terreno circundante. Debido a que los asentamientos prehispánicos fueron cubiertos por la lava, no sufrieron alteraciones culturales posteriores; por lo tanto se pudieron preservar los contextos arqueológicos del llamado periodo Preclásico (aproximadamente del 1000 al 100 a.C.).

La localidad de Cuicuilco fue descubierta en 1922 por Manuel Gamio, y su exploración ha continuado hasta el día de hoy. La ciudad fue construida alrededor de un gran centro ceremonial (Cuicuilco "A"), con una extensa zona urbana (Cuicuilco "B") que incluía plazas y avenidas bordeando una serie de pequeños estanques. Byron Cummings, entre 1922 y 1925, realizó la primera excavación sistemática, restaurando el Gran Basamento (la famosa "Pirámide"). En 1967 se efectuó el rescate arqueológico del asentamiento de Cuicuilco "B", explorada inicialmente en 1957 por Heyzer y Bennyhoff. Cuicuilco "C" fue descubierta en 1990. Otra importante campaña de excavación se efectuó en 1995, que permitió conocer el papel del sitio en el origen y desarrollo de las sociedades estratificadas del periodo Formativo Tardío (del año 600 al 100 a.C.).

La famosa "pirámide", la primera pirámide de piedra de México, suele datarse de alrededor del año 500 a.C. La base del monumento es una plataforma circular de alrededor de 122 metros de diámetro, que contiene una rampa que una vez llevó al altar en la cúspide a 27 metros de altura sobre el nivel del suelo. Fue construida de roca bastas y revestida con una cobertura de arcilla. Curiosamente, el término "pirámide" aplicado a esta estructura resulta particularmente inadecuado, ya que desde el punto de vista geométrico no se trata en modo alguno de una pirámide, pues su forma es cónica.

¿Inexplicable?

El silencio de la arqueología moderna respecto a la paradoja de Cuicuilco tiene una explicación tan fácil como desalentadora para los fomentadores de enigmas: simplemente, tal paradoja no existe.

El famoso flujo de lava del Xitle jamás ha sido datado por los geólogos en el año 8000 a.C., ni en el 6000, ni en ninguna otra fecha parecida. Es más, ninguna referencia primaria respalda esta datación. ¿Y entonces?

Recordemos que la primera excavación sistemática del asentamiento fue realizada entre 1922 y 1925 por el equipo de Byron Cummings. Esto ocurría antes de la invención del método del carbono 14. Se encontró una gruesa capa de sedimentos entre el pavimento del templo y la cara inferior de la superficie de lava, y otra sobre el campo de lava mismo. Cummings estimó que el tiempo necesario para que se acumularan los sedimentos encontrados debajo de la costra de lava era de unos 6.500 años.

Aquí son cruciales dos observaciones: lo que hizo Cummings fue estimar la edad de esa capa de sedimentos, no datarla, y esta estimación no la hacía extensiva en modo alguno al campo de lava mismo, que de cualquier manera y por fuerza tenía que ser mucho más moderno que los mencionados sedimentos. De hecho, Cummings suponía que el flujo de lava tenía unos dos milenios de antigüedad; calculando la velocidad a la que se habían depositado los sedimentos sobre la lava, a partir de la formación del Pedregal, intentó calcular el tiempo que habían demorado en acumularse los que encontró debajo de la misma. Por supuesto, esta estimación hacía retroceder prodigiosamente la fecha en que se construyó el asentamiento, independientemente del momento en que haya ocurrido la erupción del Xitle. Cummings publicó estos resultados en 1933.

El problema de este método de estimación (no de datación) es que parte de un supuesto erróneo: que la velocidad de sedimentación es constante a través del tiempo. En realidad, ésta puede variar de acuerdo a muchos factores. Un período de sequía puede no dejar casi sedimentos; una inundación puede dejar una gruesa capa.

El método de datación por radiocarbono (también conocido cómo método del carbono 14) fue desarrollado en 1947, por Willard Frank Libby.

Las dataciones de radiocarbono demostraron de forma clara y repetida que los famosos sedimentos no habían sido depositados en un pasado remotísimo. Esto fue determinado en primer lugar por Fergusson y Libby, en 1963. La prueba para la base de los sedimentos dio una antigüedad de 2200 años antes del presente, o sea, hacia el año 250 a.C., muy lejos de la estimación de Cummings.

El radiocarbono y el estudio de la cerámica encontrada en los yacimientos asociados a la "pirámide" de Cuicuilco, debajo del flujo de la lava del Xitle, fechan la construcción inicial de la edifico entre los años 800 y 600 a.C. Respecto a la fecha de la erupción del Xitle, se había considerado diversamente que había ocurrido tan temprano como el 250 a.C., o tan tarde como el 410 d.C., pero las dataciones más recientes la ubican hacia el año 200 d.C. En cualquiera de los casos, bastante lejos del pleistoceno.

En resumen, la creencia tan comúnmente divulgada de que un flujo de lava antiquísimo, "datable" en el año 6000 u 8000 a.C., cubrió parcialmente la "pirámide" de Cuicuilco, y que por lo tanto está es de una antigüedad incongruente con los conocimientos aceptados acerca del desarrollo de las culturas mesoamericanas, simplemente carece de base. La paradoja no existe, pues la geología no contradice los hallazgos arqueológicos. Los datos geológicos invocados por los "revisionistas" en su intento de crear un misterio aparentemente insoluble no son otra cosa que ficciones, corregidas y ampliadas mientras van pasando de divulgador en divulgador. Esto es algo que se sospecha de entrada si se observan dos hechos curiosos: la pudorosa reticencia de los divulgadores a definir la naturaleza concreta de los "datos geológicos" en que se apoyan, y la no menos curiosa omisión de los nombres de los "geólogos" que defienden esas dataciones inmemoriales. El único nombre, invocado invariablemente, es el de Byron Cummings, junto con su trabajo de la década de los veinte. Por fortuna, algo han avanzado los conocimientos arqueológicos y las técnicas de datación desde esa época, aunque haya gente que opte por la comodidad de no darse por enterada.


El artículo anterior fue escrito por Javier Garrido B., y publicado en su página Paraciencias al día. Agradecemos a su autor el permiso concedido para ser publicado de nuevo en esta página.

Bibliografía:
- La información básica para la redacción de este texto ha sido tomada del artículo de Paul V. Heinrich "The Cuicuilco Pyramid and Fingerprints of the Gods", que puede revisarse en http://web.archive.org/web/20011121043058/http://www.intersurf.com/~heinrich/FOG11.html.

Otras fuentes consultadas:
- "Cuicuilco desde Cuicuilco", artículo de Alejandro Pastrana y Patricia Fournier (http://web.archive.org/web/20001002104341/http://biblioweb.dgsca.unam.mx/actualidades/ACT13www/texto/CUICUI.html).
- "Cuicuilco y las erupciones del Xitle", de Ana Lillian Martín Del Pozzo, Alejandro Pastrana y Mario Pérez Campa (http://www.morgan.iia.unam.mx/usr/humanidades/149/Columnas149/Martin.html).
- "Cuicuilco: Public Protection of Mexican Cultural Patrimony in an Archaeological Zone" de Ana María Salazar Peralta (http://web.archive.org/web/20010306071422/http://www.anth.ucsb.edu/SAABulletin/16.4/SAA21.html).