domingo, 27 de diciembre de 2015

El hombre que tumbó con ciencia las terapias alternativas

''Edzar Ernst pasó dos décadas estudiando pseudomedicinas como la homeopatía hasta que Carlos de Inglaterra logró apartarle de su puesto''

Portada de las memorias de Edzar Ernst

“Nunca supuse que hacer preguntas básicas y necesarias como científico podría provocar polémicas tan feroces y que mis investigaciones me involucraran en disputas ideológicas e intrigas políticas surgidas del más alto nivel”. Quien así habla es Edzard Ernst, seguramente el científico más detestado por los defensores de la pseudomedicina de todo el mundo. La razón es sencilla: el fruto de su trabajo les deja sin argumentos. Ernst (Wiesbaden, Alemania, 1948) fue el primero en someter a las llamadas terapias alternativas al rigor de la ciencia de forma sistemática, para llegar a una conclusión: remedios como la homeopatía no son más que placebo y los que la recetan violan la ética médica.

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El investigador de las pseudociencias Edzard Ernst
Más información:

  • Blog de Edzard Ernst.

  • A Scientist in Wonderland.

  • Manifiesto: Contra las pseudociencias y las artes mágicas.

  • martes, 15 de diciembre de 2015

    Los bulos en Facebook resisten a los esfuerzos por desmontarlos

    ''Un análisis muestra que las personas que creen en teorías conspirativas no interactúan con los mensajes que las desmienten o se ven reforzados por ellos''

    Charles Duke pasea sobre la Luna el 22 de abril de 1972 (NASA)

    Hay gente que cree que nadie ha llegado jamás a la Luna, que las vacunas provocan autismo o que Elvis Presley está vivo. Hay quien considera posible cambiar su opinión sobre estos asuntos. Pero estos entornos ideológicos cerrados se conocen como "cámaras de resonancia". Allí, la información, las ideas o las creencias propias se ven reforzadas y las ajenas se rechazan sin mayor consideración.

    Este fenómeno está detrás de la persistencia de creencias tan descabelladas como las anteriores. La evolución ha convertido a los humanos en la especie más dotada para colaborar, para unir sus cabezas y resolver problemas juntos. Sin embargo, la aparición de esas capacidades se produjo en pequeños grupos y la fortaleza de los vínculos se incrementó en competencia con otras bandas de humanos. Nuestra predisposición para aprender con los compañeros se convierte en hostilidad y en cerrazón si nos tratan de imponer una idea desde fuera.

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